La crisis en la industria fueguina -producto de varios factores- que tienen sus orígenes en las políticas industriales del equipo Macrista y con el acompañamiento del gobierno de Rosana Bertone, una de las calificadas como su “mejor alumna” -talves por la rapidez con que cambió sus ideales peronistas por los globos amarillos- afecta principalmente la calidad de vida de los trabajadores y, debido al derrame social de estos, a toda la ciudadanía.
El principal factor es la baja de ventas debido a la falta de la recuperación del consumo, consecuencia social que parte de no subir los sueldos acorde al proceso inflacionario en aumento que vive el País. A pesar de los esfuerzos trazados entre todos los sectores a fines del año 2017 que lograron reducir considerablemente el precio de los artículos electrónicos, los pedidos por parte de las cadenas de comercialización se han cortado y las líneas de producción en algunas plantas comienzan a apagarse.
Vale agregar que entre los esfuerzos comprometidos el mayor sacrificio -producto de una extorsión así lo calificó el gremio- lo aportan las obreras y obreros metalúrgicos quienes verán congelados sus salarios hasta el 30 de junio del 2020. Acuerdo que -a pesar una inflación interanual del 30 por ciento- parece estar más cerca de romperse por parte del sector empresarial que por parte de los trabajadores.
En este contexto, la empresa Fapesa viene planteando que están sobrando cerca de 100 obreros. Para evitar despedir, se están negociando un total de 18 días de suspensiones para los más de 250 trabajadores que se desempeñan en la planta ubicada en calle Islas Malvinas. Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) confirmaron que los operarios de la firma ya están al tanto de la situación, aunque aguardan con expectativa el resultado de las próximas reuniones para conocer las condiciones de estas licencias.