PROVINCIALES | 3 JUL 2022

“NUNCA PENSÉ QUE ME PASARÍA ESTO”

Trabajadora del IPVyH terminó con licencia psiquiátrica por malos tratos y acoso laboral

Liliana Ibáñez es empleada del IPVyH desde hace 18 años, pero se encuentra con licencia psiquiátrica y se quiebra hasta las lágrimas, con el solo hecho de tener que volver a trabajar. Es a raíz de las situaciones por las cuales tuvo que atravesar, por responsabilidad de Horacio Alonso, ex Director del Área de Morosidad, quien actualmente fue separado del cargo “por reestructuración”, pero sigue desempeñando tareas en el escritorio contiguo al de Liliana. La situación fue denunciada no solo ante las autoridades del IPVyH, también se realizaron presentaciones en el Ministerio de Trabajo de la Provincia, la Secretaría de la Mujer y en la Fiscalía; pero sigue esperando una respuesta.




De los cruces, la presión y el acoso laboral de Alonso dan cuenta compañeras y compañeros de trabajo de Liliana Ibáñez, quienes incluso realizaron asambleas y colocaron carteles por estas circunstancias que se vivieron. También hubo notas dirigidas a la presidenta del IPVyH, Leticia Hernández, y se realizaron presentaciones en el Ministerio de Trabajo de la Provincia y en sede judicial; pero hasta el momento la trabajadora dice que si volviera a desempeñar tareas, tendría que sentarse al lado de quien la empujó a esta situación que atraviesa.

Cuenta que “el primer conflicto fue allá por el 18 de marzo”, pero ya se venían dando situaciones incómodas “desde mediados de febrero, cuando comenzó con agresiones en mi contra y de una compañera, algo que ya me ponía nerviosa”. Pero dice que hizo “como que no pasaba nada y seguía trabajando, aunque ya había hablado con el Subdirector y le dije que él veía como Horacio me agredía y como nos agredía a todos”.   

Ibáñez solicitó, en ese momento, ser trasladada de sector, sin embargo sus superiores le pidieron que continuara allí. Hasta que el 18 de marzo se dio una situación donde, según ella cuenta, Alonso profirió manifestaciones burlonas contra ella que fueron subiendo de tono y agresividad, llegando a decir “vamos a mandar a `la pastora´ Liliana a ver a ese hombre de los asentamientos, que no quiere venir a hacer los trámites acá”; nombrándola así por el hecho de que hay personas que prefieren ser atendidas por ella, ya que sienten que son más contenidas en la búsqueda de soluciones.

Sin embargo, lejos de ser destacado como una virtud, ese hecho habría sido motivo de burla por parte del ahora exdirector. La mujer dijo que “ahí yo me había enojado y le pedí que terminara con eso; él me dijo que era un chiste pero yo le respondí que si no me divertía para mí no era chiste”.

Alonso entonces fue subiendo en intensidad, incluso agarrando a Liliana Ibáñez del hombro para ponerla frente a él y que lo mirara a los ojos. “Ahí es donde me empieza a agredir”, comentó, indicando que toda la situación se dio en el área de atención al público y con sus compañeros de trabajo delante.

“Entonces me largué a llorar”, manifestó, explicando que en ese momento se retiró a su domicilio. “En ese momento pensé que me iba y al lunes siguiente volvía, nunca se me ocurrió que me pasaría esto de que no iba a volver por un tiempo”, señala. Entonces fue cuando sus compañeros y compañeras elevaron una nota a la presidenta del IPVyH, e intervienen los delegados de ATE y UPCN.

Ibañez asegura que “la presidenta sabía las cosas, pero hizo como que no sabía nada. Dijo que ahí no hay agresiones, que no hay abuso de poder ni nada. Ella habló de mí, pero nunca tomó contacto conmigo, ni me llamó”, mencionó. Ésta situación fue denunciada no solo ante las autoridades del IPVyH, también se realizaron presentaciones en el Ministerio de Trabajo de la Provincia, la Secretaría de la Mujer y en la Fiscalía.

Alonso fue separado del cargo, pero por “reestructuración” y Liliana Ibáñez dice que si volviera a trabajar “me tendría que sentar al lado”. De todas maneras se encuentra aún con licencia psiquiátrica, porque “era como que me hablaban de volver a trabajar y me ponía a llorar, a temblar, me deba dolor de estómago; no podía creer lo que me estaba pasando”. Hoy está con atención psicológica y psiquiátrica; su diagnóstico es: síndrome de burnout o "síndrome del trabajador quemado".       

“Si pienso en volver a trabajar después también pienso: ¿a dónde voy yo? Sin embargo, para él, es como que no pasó nada y si yo no vuelvo mejor”, señaló. Además, Liliana Ibáñez dice que hay otras empleadas y empleados que ya tuvieron inconvenientes similares con Alonso, quien incluso tiene el antecedente de haberse cruzado con una mujer y su hijo “a quienes estaba atendiendo y al hombre, que fue a acompañar a su mamá, empezó a gritarle y lo invitó a pelear afuera”, indicó finalmente la mujer, dando cuenta de las reacciones que supo tener Alonso no solo con empleados y empleadas, sino también con el público.