Florencia Angélica Rojas Gutiérrez, había nacido el 3 de enero de 1951 y fue asesinada el 13 de diciembre de 1982; cuando se desempeñaba como docente en la Escuela N° 8 de la ciudad de Río Grande.
Ese día había salido con dos amigas y le dispararon sin razón alguna al vehículo en el cual se transportaban, por orden del propio Capitán Carlos Robacio quien se encontraba alcoholizado y ordenó tirar “a matar”; cuando el guardia le informó sobre un auto circulando que tendría una actitud sospechosa.
Evidentemente el auto en cuestión, de existir, no era el que transportaba a las tres jóvenes; quienes fueron sorprendidas por los disparos de FAL que terminaron con la vida de Angélica a poco de llegar a la guardia del hospital.
La figura de Florencia; una de las dos asesinadas en la dictadura en la ciudad de Río Grande junto con Marcela Andrade, una nena de 10 años que mataron también de un disparo en un “control vehicular” frente a la Misión Salesiana, fue reivindicada desde hace algunos por organizaciones de Derechos Humanos y ahora con este homenaje que le realizó el sindicato docente.
El secretario de Derechos Humanos del SUTEF, Elías Piñeiro, expresó en su discurso que la imposición del nombre al edificio es “una manera de contribuir a seguir reclamando justicia y rendirle el homenaje que merece”. También señaló que “durante mucho tiempo se intentó ocultar su historia, se solía decir que en Río Grande no pasó nada durante la dictadura. Pero pasaron muchas cosas, entre ellas, de un disparo nos arrebataron a nuestra compañera Florencia, le quitaron la vida, sus sueños y proyectos”.
Vale mencionar que, en el acto de homenaje, además de docentes, delegados y dirigentes del SUTEF, estuvieron los familiares de Florencia Angélica Rojas Gutiérrez.