OPINIóN | 19 JUN 2025

EL CASO CLAUDIA ÁVILA EN DEBATE

Quedó firme el fallo por el caso Candilejas y hay condena por trata y explotación sexual

Finalmente, quedó firme la sentencia dictada por el Tribunal Oral Federal de Ushuaia, luego de un acuerdo de juicio abreviado entre las partes, por la cual se resolvió condenar a los imputados por trata de persona con fines de explotación agravado. En la investigación, se ventiló la situación a la cual fueron sometidas trece mujeres en el local “Candilejas”, que funcionó en la capital provincial. En ese lugar, entre otras mujeres era victimizada y explotada Claudia Concha Ávila, la mujer que sigue cumpliendo una condena a perpetua en la provincia, por la muerte de su proxeneta en circunstancias no del todo esclarecidas. Este fallo debería poner en debate, una vez más, la situación de Claudia y el terrible deterioro que le sigue provocando la privación de la libertad.




Los condenados fueron Jorge Raúl Navarro, como autor del delito de trata de personas con fines de explotación sexual agravado, por ser más de tres las víctimas, en concurso ideal con el delito de explotación sexual agravado por existir abuso de la situación de vulnerabilidad de las víctimas. Navarro recibió la pena de cinco años y dos meses de prisión de cumplimiento efectivo, accesorias legales y multa de $ 90.000, más el pago de las costas del proceso.

También se condenó a Mirta Noemí Rojas, como partícipe secundaria del delito de explotación sexual agravada por el abuso de la situación de vulnerabilidad de las víctimas, a la pena de dos años y seis meses de prisión en suspenso, además de una multa de $ 50.000, más el pago de las costas del proceso.

El fallo, remarca que las mujeres que fueron rescatadas, entre las cuales se encontraba Claudia Concha Ávila la persona que se encuentra cumpliendo una condena a perpetua en la Alcaidía Femenina de Ushuaia por la muerte de su proxeneta -en un hecho que para la defensa de Claudia nunca fue debidamente probado y por lo cual el fallo fue recurrido ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación- resultaron ser “víctimas del delito de trata de personas, con fines de explotación sexual”.

Por eso mismo, el Tribunal indicó que se debe “en consecuencia restituir a las mismas sus derechos, en miras de la normativa vigente”. Además, en el caso de Claudia, se dice que se debe “Respecto de la querellante C.C.A. fijar un monto de reparación integral”. Párrafos más arriba, el mismo fallo también expresa que “Corresponde brindar la reparación integral a la víctima C.C.A., por ello, a fin de establecer un monto dinerario, se procederá a incidentar su trámite, quedando los depósitos bancarios y efectos pasibles de valor económico sujetos a lo que allí se resuelva”.

En la causa están identificadas, con sus iniciales, trece mujeres víctimas de la situación y hay una detallada descripción de la situación de trata que padecían. Incluso, en algún tramo se menciona que unas quince mujeres habrían sido explotadas en Candilejas. También se aclara que otros dos imputados fueron sobreseídos, pero a raíz que fallecieron durante el proceso.

En ese sentido, el texto es claro al señalar que “se logró establecer con la suficiente certeza que Navarro era el administrador en jefe del local, y que Rojas seguía las directivas que le impartían, ocupando un rol secundario. Otros dos imputados en la operatoria fueron sobreseídos por causa de su fallecimiento”.

“Tras el análisis de la prueba colectada durante el proceso y el reconocimiento de los hechos realizados por los imputados en el marco de la audiencia de 431 bis CPPN, es que tengo por acreditado los hechos como así la autoría de Navarro respecto el delito de trata de personas (art. 145 CP) y la facilitación de la prostitución ajena (art. 127 CP) y la participación secundaria en este último delito por parte de Rojas”, precisó el Tribunal.

 

La situación de Claudia

 

Este fallo debería poner en debate, una vez más, la situación de Claudia Concha Ávila. Claramente, aquí se la coloca en el lugar de víctima de trata y explotación sexual. Un padecimiento que debió soportar durante gran parte de su vida y que tuvo, como evidente consecuencia, secuelas físicas y psicológicas que se agravaron después con la privación de la libertad, a raíz de la condena a prisión perpetua que le dictaron por la muerte de Gustavo Ezequiel Ponce, su proxeneta, en una circunstancia que -como mínimo- fue poco clara.  

Claudia es oriunda de la provincia de Buenos Aires, llegó a Tierra del Fuego hace muchos años atrás, enviada por su marido para trabajar “en un pub o una fábrica”, pero terminó en el prostíbulo Red and White. Fue vendida y comprada por proxenetas, dice que “había que drogarse para resistir”. En su momento denunció amenazas, cuenta que fue secuestrada, pero asegura que “la policía no hacía nada”. Por esa dolorosa historia, ahora fue parte del juicio contra los responsables del local “Candilejas”.

Sueña que por fin el Estado la trate como la víctima que fue y desea tener un lugar donde vivir, asegura que el gobernador, Gustavo Melella, le dijo alguna vez que la ayudaría. “Espero que cumpla”, dice desde la Alcaidía de Mujeres. Agradece a la Red Alto al Tráfico y la Trata (RATT) y a su referente, Viviana Caminos, le agradece al psicólogo Edgardo Calandra -quien la viene atendiendo sin cobrarle desde hace tiempo- también menciona a la Fiscal Federal que la representó en la causa, al Tribunal que resolvió, a su juez de Ejecución, a todos y cada uno del puñado de personas que la vino y la sigue sosteniendo.

Cuenta que alguien le dijo, por estos días, que con este fallo a su favor se iba a convertir en Messi y cambiaría su vida. Ella desea que así sea, aunque todavía resta que quienes tienen las herramientas y el poder para hacerlo le pongan fin a su calvario. Igualmente aclara: “En realidad no me siento mucho Messi, creo que soy más Maradona; porque siempre voy al frente y porque no me callo nada”. Con esa actitud, enfrenta el desafío de las luchas que se vienen por recuperar algo de la vida que le quitaron, pero en libertad.