Hoy es el día de la mujer que brinda su amor sin condición, esa mujer que siempre te mira como si siguieras siendo un niño, la única persona que disfruta tus logros con amor, la que sufre tu sufrimiento en carne propia, porque te llevo nueve meses en su vientre, esa mujer que es capaz de derrumbar a un gigante por el solo hecho de verte sonreír.
Ella te ama más que a su propia vida, su felicidad es verte feliz.
El tenerla lejos este día, es algo muy duro para cualquier hombre, por más rudo que sea en este día se despierta el niño que todo hombre lleva adentro y se encuentra en un estado de necesidad de amor, con falta de afecto, es un extrañar totalmente desgarrador. Una madre es todo, es la razón por la cual cualquier hombre llega a volver a llorar o a sentir las emociones de un niño.
Madre mía, hoy en tu día deseo que estés contenta, feliz, aunque lo dudo por la ausencia de uno de tus hijos en tu mesa. La vida siempre será un regalo hermoso para mí, por el hecho de que te tengo como madre. Todo lo que siento en este desarraigo, es que la vida a un hombre le pone miles de pruebas. Te enfermas, se sufre de muchas maneras. Uno se enferma, pasa necesidades, crisis emocionales, por causa del amor por una mujer. Hasta te encierran como un perro entre rejas, por errores cometidos en la vida. Todas esas pruebas pasajeras, son solo rasguños para el alma que no enseñan a vivir mejor, a cuidarnos, a ser más precavidos en el amor.
El único dolor del cual un hombre no se recupera y que es una herida que no deja de sangrar y de doler, es el alejarse de su madre de manera obligatoria, sin poder ver a su primer amor durante años. Solo escuchar su vos por el tubo de un teléfono, o ver fotos aguantando con desesperación tirar un abrazo a la pantalla de una computadora y tener que disimular con los ojos llorosos ese dolor. Sabiendo que en cualquier momento una lagrima recorrerá mi mejilla, pero que importa si eso no cambiara mi presente ni calmará mis ganas de abrazarte. Es más duro el extrañarte y el no verte madre, que la condena que me dieron los jueces. Solo le pido a Dios me permita poder abrazarte nuevamente y disfrutarte. Y que me prometas que nunca me dejaras solo y triste, por lo menos una mentira piadosa que serás eterna mi madre. Estas rejas no son para siempre, tu amor si es eterno, te amo mi viejita bella, mi amor.
El Trula Juárez, para mi madre, Rosa Juana Cruz de Juárez