Hoy no es un día más del año, es mi cumpleaños. En teoría debería ser el día más feliz del año, un año más de vida, con salud. Mis seres queridos están todos bien, llenos de amor, todos juntos, en familia.
Me levanté y mis compañeros de celda me dijeron: Feliz cumpleaños, me hacen la broma famosísima de la manteada (ritual tumbero con golpes de puño pasando por la fila india) me río y les digo: “No, que llevo una banda de años en cana, para que en el último cumpleaños preso me hagan una manteada, corte gil”.
“No te enojes viejo, es broma”, me dicen algunos de los pibes. Me re enojo, más que nada por lo de “viejo”, sonrío y me voy agradeciendo los saludos de feliz cumpleaños. Ya es hora del almuerzo, pongo algo de carne en el horno para compartir con alguno de los muchachos, esperando la visita. Ansioso por comer una tortita, que en contexto de encierro una torta es mucha plata.
Terminada la visita, me voy a organizar mi festejo con mi ranchada. Vamos a comer un asadito por mi cumpleaños, algunos están más emocionados que yo. Me abrazan a cada rato, me dicen: “Viejito es el último cumple en cana, que piola viejo”. Yo les digo: “Gracias amigos”. Uno de los presos viejos me grita desde la celda: “Loco, dale más felicidad al ladrón, es tu cumpleaños, no tu velorio. No creo que a esta edad te estén pegando las rejas”, me dice y se ríe.
Después me grita: “Aguanta, te está pegando la vejez”. Reímos todos, yo con pocas ganas, porque a quien le gusta empezar a envejecer jaja. No es mi velorio, tampoco a esta edad me pegaron las rejas, es solo que no es el cumpleaños que me gustaría pasar. Obvio que acepto la situación y le pongo toda la onda posible y agradecido de la vagancia, que comparte conmigo y me hablan.
La verdad que no tengo ni la menor idea de que me hablan, no estoy en el SUM del pabellón, estoy en el norte del país, festejando el cumpleaños en familia, con mi hermana melliza, comiendo asadito hecho por mi viejo, que es el asador de la casa. Porque seguro mi familia en Salta está festejando a full, por el cumpleaños de “los mellizos”, como nos dicen a mí y a mi hermana.
La verdad que no recuerdo cuando fue la última vez que pasé un cumpleaños en familia, solo sé que me da fuerza el saberme sano, saludable, y que esta deuda pendiente la podré saldar en algún momento. Porque las rejas no son para siempre, cuando salga pasaré día del padre, día de la madre y cumpleaños, en familia, como una persona normal.
Está a punto de terminar el día y tendré que acostarme y ver si podré dormir, porque será una noche larga, llena de pensamientos y recuerdos lindos, junto a mis seres queridos.