SOCIEDAD | 27 JUL 2024

HISTORIAS DESDE ADENTRO

Mango, banana y kiwi, un taller de percusión

Nueva entrega de “Trula” Juárez, el relato de las clases de música que docentes y estudiantes del ISES llevan a la Unidad de Detención Uno, de Río Grande, cada viernes. “En ese momento tan relajante, flasheo un día al costado del lago Fagnano, con una cervecita y una buena cumbia de fondo, pasándola lindo con mi familiares y amigos”, nos dice Trula.




Al ritmo del canto “mango, banana y kiwi”, así empieza el calentamiento bocal de cada uno de los que participamos del taller de percusión, que brinda en esta cárcel el ISES (Instituto Salesiano de Estudio Superior).

Todos los viernes a las 14:30 horas, viene gente a dejar una hora de su vida para acompañar a los privados de libertad; pero esto es algo diferente, es música.

Se nota que esta gente está acostumbrada a llevar buena vibra por donde andan, los internos que participamos de este taller nos matamos de risa entre nosotros, porque es algo nuevo y muy sano. Nos enseñan a manipular instrumentos caseros, y con vasos de plástico preparamos la percusión para una conocida canción, “El fueguino”, de Walter Buscemi.

Una vez que empezamos con eso, a los pocos minutos estamos bailando y cantando mango banana y kiwi, para terminar con unos vasos plásticos en mano, haciendo algo parecido a música, con la canción más autóctona de Tierra del Fuego. Entre risas, nos decimos que, si Walter Buscemi nos escucha, nos hace otra causa. “Olvídate” dice otro, seguro se nos viene un juicio nuevo por cantar feo; entonces reímos.

Entre risas y bromas, de a poco cada uno entra en un momento muy íntimo, donde cada uno se da cuenta que esto te saca del penal y por ejemplo a mí me llevo, como a un estado de paz profunda.

En ese momento tan relajante, flasheo un día al costado del lago Fagnano, con una cervecita y una buena cumbia de fondo, pasándola lindo con mi familiares y amigos.

Ahora, con dos guitarras y un cajón peruano, el aula se convierte en un concierto a puro ritmo de libertad. Gracias a esa gente del ISES, que generosamente nos viene a ver y trae su música, a este lugar donde tanto se necesita cantar y sanar.           

*Técnico en Comunicación, recibido en contexto de encierro