Por haber modificado la concepción del paso del tiempo. Gracias a vos, no es “un simple número del movimiento entre el antes y el después” como se conoció tradicionalmente. Enseñas que el tiempo enmohece las barajas sin embargo -como dice un cumpa de Gustavo- no les cambia los cuatro palos.
Por habernos persuadido que la salud no es sólo la ausencia de enfermedades. Por caso tu desvelo, desde cuándo debe preocuparnos al tenor de un estetoscopio? Sabés mejor que nadie que lo auténticamente anormal hoy, es dormir.
Por popularizar el descrédito de lo judicial y buscar la Justicia en la ronda de una Plaza junto a los pájaros y a pesar de las sombras, de la noche y de la niebla. Porque es cierto que “es una serpiente que sólo muerde a los que van descalzos” y aunque tu fatiga se manifieste en ese andar trabajoso, sos la zapatera que le rompe los colmillos a la bicha.
Por la juventud de tus ideas, la ternura de tu pañuelo y la calidez de tu patio. Cada vez que alguien menta lo de mujer bonita pienso en vos. Con tu sonrisa siempre antorcha, diáfano cielo, jamás cadena. Nunca asomada al cancerbero, al traidor, al buchón, al desertor ni a los imbéciles que ignoran que cumplís treinta mil.
Hoy brindamos, y ya se que nos vemos en la Plaza el domingo…Este domingo, más que nunca, lo se viejita.