Sandra Aballay, trabajadora del IPVyH, en diálogo con Radio Provincia relató que por la situación que atraviesa se encuentra “medicada, pero hoy no me mediqué para poder dialogar con usted y poder dar a conocer todo el hostigamiento que estuve recibiendo durante mucho tiempo”, le señaló al periodista Sergio Sarmiento, sumando su testimonio al que dio días atrás Liliana Ibañez, también empleada de la institución, quien dijo estar con licencia psiquiátrica por este tema.
La mujer indicó que es empleada del IPVyH “desde hace más de 20 años, siempre trabajando en el área del sector recuperos, me he desempeñado como agente, hice una carrera administrativa, fui Jefa de Departamento y Directora”, relató. Aballay mencionó que “por el hostigamiento que vengo recibiendo y por la renuncia que presenté, creo que fue el primer caso que entra en el expediente de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), que se gestionó a nivel nacional”.
Dijo que allí denunció a “Horacio Alonso y Viviana Barría, por situaciones que se daban permanentemente, durante años”. Señaló que, con diferentes gestiones, “no les permitían el hostigamiento”, pero desde hace un tiempo “tienen libertad para hacer lo que quieran, tratar mal a quien quieran, y esto se comenzó a sentir más cuando comenzó la pandemia, cuando se paralizó todo, en un momento en el cual yo era Directora de Morosidad”.
Mencionó que en ese momento, junto con otros empleados, fue convocada a trabajar y desde algún sector “surgió un enojo, porque no fueron convocados y tomaron represalias contra nosotros”. Señaló que “ahí comienzan las asperezas y no entendieron nunca que no era decisión nuestra quien iba a trabajar, mucho menos decisión mía”, remarcó.
Sandra Aballay señaló que, junto con otra Directora de Ushuaia, presentaron a la presidenta del IPVyH, Leticia Hernández, “seis informes por hostigamiento y mal trato, pero parece que quedó en el olvido”, deslizó la trabajadora. Aseguró que, entre los malos tratos que le ocasionaron, le prohibían al resto del personal que le dirigieran la palabra, nadie compartía los momentos de descanso con ella por esa prohibición, además “no podía circular” y otras situaciones por el estilo.
La mujer dijo que fue testigo de agresiones por parte de Horacio Alonso contra un beneficiario del IPVyH “de apellido Vitola” y su madre, situación en la cual ella intentó interceder pero infructuosamente, con Alonso “invitando a pelear” a la persona que concurrió para realizar un trámite. Por este suceso, desde su cargo de entonces como Directora, Aballay elaboró un informe “porque esta persona presentó una denuncia penal” contra Alonso. Pero advirtió que el hecho fue “minimizado” por las autoridades y señaló que las autoridades del IPVyH “no le hicieron nada”, aunque el suceso terminó judicializado.
Después indicó que Horacio Alonso “comenzó a intimidarme con miradas, a hacerme gestos como de pelea, como hacen los hombres y sin respetar que somos mujeres. Lo más llamativo es que fue a la vista de todos, tenemos un Director pero como contaba Liliana (Ibáñez) ella pidió ayuda y quedó en la nada”.
Aballay dice que luego se retiró para gozar de su licencia anual, que en ese momento tuvo problemas familiares, y al regresar “me sacan de Directora y lo nombran a Alonso”. Al ser consultada si era seguida incluso cuando se dirigía al baño, respondió que “sí, porque él quería verificar que yo no dialogue con una compañera que estaba ahí o con otras compañeras, también si llevaba el celular quería verificar que no lo usara”, relató.
Dice que se trata de una persona que “generaba miedo, en algún momento no me daban trabajo”, agregó Aballay durante la entrevista radial. Comentó que en una ocasión Alonso le reclamó a una autoridad de IPVyH que la echara, situación que derivó en que le reclamaran que “hiciera rápido el trabajo para que él no se enoje”.
Explicó que sufrió burlas, incluso cuando se capacitó en la Ley Micalela y le decían “si ahora iba a ir por la Ley Micaela o si iba a denunciar en ATE”. En este caso señaló que las agresiones no fueron solo por parte de Alonso, sino por otras personas que se sumaron. Dijo que las burlas “eran permanentes” y que por esta situación sufre “de taquicardia, ataques de pánico, no puedo dormir y tengo que estar medicada, me arruinaron la vida. Cuando me tocan el tema me comienzan las palpitaciones, los temblores y ellos lo toman como un chiste”, expresó.
Dice que la situación fue comentada a integrantes de la Asociación Trabajadores del Estado, quienes realizaron alguna gestión “pero igual no pasó nada”. Señaló, respecto de sus compañeros y compañeras de trabajo, que “es como que todos tienen miedo o lo naturalizaron”.
Aballay comentó que denunció lo que pasaba en el Ministerio de Trabajo, dice que fue convocada “para hacer la denuncia y encuadraba en mal trato laboral, hostigamiento, violencia de género, bullying, discriminación. Ellos hicieron el expediente, presenté todas las pruebas y agregué mi relato, pero después de eso hubo silencio en el Ministerio también”. Dice que ahora está recurriendo ante organismos nacionales, dónde espera encontrar la respuesta que no encontró hasta el momento en la provincia. “En un momento a mí me quitaron las ganas de vivir, pero tengo que sostenerme porque tengo tres hijos y soy sostén de familia, por eso con Liliana estamos las dos sosteniéndonos”, concluyó.