Marcelo Saldivia es director del C.A.A.D y trabaja en la institución desde el año 1998; nacido en tierra fueguina, Marcelo estudió hasta el nivel secundario en el Colegio Don Bosco, y al finalizar realizó un magisterio en el Centro Polivalente de Arte de la ciudad. Así, comenzó a dar clases de plástica en el C.A.A.D, dos años después de que la institución comenzara a funcionar.
El C.A.A.D es un centro de educación no-formal que mediante diversos talleres busca que las personas con discapacidades sean lo más independientes posibles. “Aprendemos todos, todo el tiempo, porque siempre vienen nuevos desafíos, quizás hasta personas con discapacidades que no conocíamos, entonces debemos investigar para poder trabajar con esas personas” afirmó el director.
El trayecto de Saldivia dentro de la institución se dio a lo largo de los años y pasando por diferentes áreas. El docente comenzó dando clases de plástica, pero también estuvo dando talleres de periodismo, cocina, entro otros y posteriormente fue elegido, por sus propios compañeros, como director de la institución. Además, explicó que la escuela es un lugar donde todos hacen de todo, y si bien hay gente en áreas específicas, “todos son primordiales y necesarios en toda la institución, de acuerdo también a cómo van surgiendo las necesidades de los chicos”.
Un camino con rocas en el medio
Históricamente, se ha recorrido un largo camino enfrentando luchas como institución, para que la misma tenga una continuidad. Esto siempre se hizo demostrando lo que se hacía, presentando informes, presentar las horas para conseguir cargos y dar continuidad a los talleres.
Un evento que tomó relevancia con respecto a las dificultades y a las luchas que tuvieron que enfrentar como institución fue cuando se instalaron unas oficinas de gobierno donde funcionaba una escuela especial, y el padre de un alumno se encadenó en protesta, por no darle un edificio a la escuela. “Siempre fue la lucha del cuerpo docente, de los directivos y de los papás que se unificaron y hoy contamos con un edificio propio nuevo”.
La realidad es que a pesar de los conflictos que han tenido que afrontar, el C.A.A.D hoy es una institución fortalecida y que sigue creciendo día a día. Saldivia contó como hace tres años comenzaron a trabajar con terapia para niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista) y se hace de manera individual y en red con otras instituciones de nivel primario; esta era “una de las patitas que faltaba para poder seguir incluyendo”.
Sumado a todo esto, el C.A.A.D hoy trabaja en red con todas las instituciones especiales; por ejemplo, tuvieron una reunión en marzo con los directivos de la Escuela Especial N°2, de donde este año egresarán treinta adolescentes, para darles la posibilidad de seguir formándose en C.A.A.D para que puedan participar activamente en la sociedad, hasta de manera laboral. “Ojalá todos los chicos pudieran estar incluidos en la vida social y laboral, que es a lo que nosotros apostamos”.
Esencia de valores
Se mencionó previamente que la institución trabaja con un sistema de educación no-formal, y esto no quiere decir que no se enseñe, sino que se aprende de una manera diferente a la tradicional. El C.A.A.D trabaja con talleres, dentro y fuera del edificio, como natación, folclore, vivero, entre otros; ccomo institución, tratan de aplicar el aprender desde el hacer. “Los chicos aprenden medidas en talleres de panificación, cocina, carpintería, por ejemplo”.
La esencia de la institución va también por el lado de la libertad de no tener que cumplir con una cantidad de horas, ni de contenido; no hay una estructura que cumplir, sin embargo, se sigue aprendiendo en todo momento, mediante la renovación de las actividades también.
El C.A.A.D cuenta además con un programa de radio, desde Radio Universidad hace cuatro años, donde se les da la posibilidad a los chicos de expresarse libremente, y siempre con fundamentos y respeto sobre sus opiniones. El programa se llama “La voz del C.A.A.D”, y también participan los profesores.
Con respecto a los prejuicios y estereotipos que pueden llegar a haber sobre las escuelas especiales, Saldivia expresó que, gracias a la interacción constante con la comunidad, existe una buena relación con la misma. Hay una aceptación de parte de la comunidad riograndense para con el C.A.A.D; desde diferentes puntos de la ciudad, y a través de distintas instituciones públicas y privadas, llegan constantemente donaciones. Un ejemplo de esto se dio cuando hicieron una campaña de recolección de bloques, y juntaron cinco mil bloques en dos meses. “La gente colabora. Lo que pasa es que hay una mirada de no saber cómo tratar a la persona con discapacidad, desde la sociedad”.
El objetivo de la institución, desde este aspecto, es que la sociedad pueda tratar a las personas con discapacidad sin diferenciarlas del resto de la sociedad, y esto no significa invalidar sus discapacidades, sino que el hecho de que las tengan no sea una limitación para ellos, en ningún ámbito de la vida diaria y, para esto, es necesario que el ámbito público sea más inclusivo.
*Nota realizada por estudiantes de 3° año de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social del CENT N° 35, en el marcoCA