SOCIEDAD | 19 SEP 2021

LUIS ALBERTO ALDERETE

Memoria de una ciudad en pantalla grande

Un referente histórico del cine Roca nos relata cómo nació el sueño de sus fundadores, el Río Grande de esos tiempos donde llegaba gente atraída por el petróleo, el crecimiento de un pueblo que se transforma en ciudad, y que con la llegada de la televisión y el video cable el cine ya no fue lo mismo y debió cerrar sus puertas, quedando la confitería Roca como símbolo de esos años dorados.




Luis Alberto Alderete más conocido por “Lucho” nos cuenta parte de la historia del cine Roca donde el comenzó como acomodador y luego pasó a proyectar las películas, que llegaban desde Comodoro Rivadavia.

En el año 1946 en Río Grande se produce un acontecimiento muy importante para la ciudad, se inaugura el cine General  Roca, sus dueños eran Wilson, Fernández y Cuenca  ellos fundaron el mismo.  

La ciudad  contaba con 5000 personas aproximadamente, con el tiempo esto fue evolucionando, la ganadería era  en un principio donde había más trabajo, en el Frigorífico CAP se faenaban animales y se exportaban, después vino el auge del Petróleo y la prosperidad de Tierra del Fuego.

En esa época no había ninguna diversión, la televisión todavía no estaba y el cine fue un medio de distracción para toda la gente que vivía en la ciudad. En sus comienzos las butacas eran de madera, los caloramas no eran a gas sino a leña. Se trabajaba con máquina a carbón, el piso era de madera y se enceraba con kerosene y aserrín.

La sala del cine era versátil dado que no solo se utilizaba para proyectar película, sino también se realizaban bailes con orquesta provenientes de Buenos Aires. Los proyectores fueron los primeros en toda la Patagonia con el sistema de lámparas que para esos tiempos eran de última generación.

La primera película proyectada fue “Por su Honor”, la sala  estaba a pleno, la gente venía con el mal tiempo todos los días con 30 grados bajo cero. El cine se llenaba, era la excusa para algo más, para poder encontrarse. Era un lugar donde las emociones crecían, Quién no recordará una película.

 

Esplendor y decadencia

 

Alderete relató que “el cine contaba con un pequeño bar, allí  se vendían caramelos y las bebidas que se consumían eran la  famosa naranja Bilz, la Bidu Cola, así como el lomito y café; el helado se traía de Rio Gallegos en LADE y Aerolíneas, porque acá no se fabricaban” y remarcó que “La historia del cine han dejado muchos recuerdos, encuentros, sobre todo de parejas, muchas personas se habrán conocido ahí, formando una familia”.

En 1975 el cine es refaccionado, se cambian las butacas, se ponen alfombras, se modernizan  las máquinas porque a pesar del aumento de la población, la asistencia se vio  disminuida por los primeros efectos de la televisión. Hubo películas taquilleras como El Golpe, se estrenó La Patagonia Rebelde, que fue un éxito porque “nos tocaba de cerca” recordó Alderete.

“Las películas llegaban muy tarde, había que armarlas en rollos, cada película traía 10 rollos había que armarlos de a tres y cuando llegaban tarde había que pasar de a una y en algunas ocasiones venían los rollos cambiados, en una oportunidad en un película de western estaban todos en un tren, muertos, y en la siguiente escena aparecen vivos de nuevo, entonces rápidamente puse los títulos y al parecer nadie se dio cuenta de lo sucedido”.

Lucho señaló también que una de las películas más  taquillera por esos año fue Los Chicos de la Guerra a función llena, el cine tenía una capacidad de 542 personas. Había funciones todos los días, doble programa y cambiaba todos los días; “dependiendo de la época, los lunes no se trabajaba, muchas veces ocurría que dábamos la misma función dos o tres veces a la semana, ya que la gente había mermado y la sala estaba casi vacía”.

En el año 1990 debido a diferentes factores como la llegada del video cable la gente empezó a consumir otros medios y se fue alejando del cine eso motivó que se decidiera su cierre. Muchos aún recuerdan esos tiempos, como las paredes respiraban risas, llantos, gritos de terror, suspiros y murmullos. Las butacas, vacías, solas y apiladas, recuerdan aquellos tiempos en que el cine no daba abasto, todavía las máquinas están paradas, en silencio, y esperando los miles de metros de rollos de películas.

 

Confitería Roca

 

Alderete luego de pertenecer al cine pasa a la confitería en 1990, haciendo de todo un poco; administración, detrás de la barra, atendiendo a viejos clientes del Roca, como Chiquito Martínez, Loffler, Toto García, Tachi Trejo, Colazo y Martin Pérez entre otros.

La confitería se inauguró en 1969, al lado del cine, luego de ver una película la gente se trasladaba  ahí para consumir alguna comida recordó Alderete y señaló que unos de los mozos fue Raúl Pérez que luego sería Intendente de Tolhuin,  que lamentablemente falleció en un accidente. También en esa época trabajaban dos mellizos, uno de ellos Román Estrada, falleció de Covid el año pasado.

En el interior de la confitería se puede observar la cantidad de fotos de otra época, un lugar que fue protagonista de esa sociedad donde el cine y unos pocos boliches eran el divertimiento de los riograndenses.

Se dice que si venís a Río Grande, es imposible no pasar por el Roca, ya  que su especialidad  son las milanesas con papas fritas o el lomito completo que es único, no hay otro como el del Roca. Lo que se anhela Alderete es seguir en el futuro brindando a los clientes la mejor atención, la calidez del  lugar, que es un emblema para Río Grande.

 

 

* Nota realizada por estudiantes de 3° año de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social del CENT N° 35, en el marco de la materia Prácticas Profesionalizantes II.