En un comunicado la Multisectorial por los Derechos Humanos de Ushuaia menciona que esta semana la ciudad “amaneció con una pegatina sobre uno de los pañuelos que en San Martín y Fadul nos recuerdan a diario a lxs 30mil desaparecidxs. Pañuelo que representa la lucha de las madres y las abuelas en la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia. Las Abuelas recuperan la identidad de la nieta 129 y nos muestran una vez más que el amor vence al odio”, destacaron desde la multisectorial.
El texto que difundieron comienza indicando que “Al igual que lxs negacionistas del Holocausto, que con una conclusión predeterminada e ignorando la abrumadora evidencia histórica de los hechos, insisten en negarlos, hoy aparecen en nuestra ciudad intentos de mancillar la memoria de nuestra dolorosa historia reciente”.
Expresan que “Lxs negacionistas del Holocausto Judío afirman, explícita e implícitamente, que el mismo es un engaño, o como mucho una exageración, que surge de una deliberada conspiración judía diseñada para promover el interés de lxs judíxs a expensas de otras personas. De la misma manera, ante el genocidio cometido en la última dictadura militar, existieron y existen quiénes lejos de construir Memoria quieren olvido y dicen que "eso es parte del pasado"; que, lejos de buscar Verdad, prefieren escudarse en mentiras y escuchar a lxs propagandistas de un oficialismo dictatorial; que no quieren que llegue nunca la Justicia, ni la que se nos negó como pueblo durante la dictadura, ni la poca que se ha logrado a regañadientes en democracia”.
Advierten que “si bien en estos 35 años post dictatoriales se avanzó muchísimo en la construcción de la memoria gracias a la investigación de los organismos de derechos humanos que han recabado información para acercarnos a la verdad de los hechos oscuros y así poder avanzar en condenas que reparen y hagan justicia; como sociedad en democracia, nos debemos una ley que no deje impunes a quienes niegan el genocidio; a quienes aventan la falacia de la confrontación de "dos bandos en guerra" y reproducen la "teoría de los dos demonios" para justificar el Terrorismo de Estado, y a aquellxs que intentan seguir desapareciendo de la memoria activa del pueblo a las 30mil personas detenidas desaparecidas, seguir negando su secuestro por parte del Estado y, lo que es aún más preocupante, seguir intentando poner en discusión la cantidad de personas asesinadas, como si ello denostara a las víctimas o minimizara los crímenes de estado cometidos por civiles y militares durante la última dictadura cívica, eclesiástica y militar que nos sumergió en el espanto”.
Luego dicen que “De cada una de esas 30 mil personas, nosotres reivindicamos sus memorias, sus vidas y sus luchas. Muchas de aquellas personas secuestradas y desaparecidas por el Estado no fueron denunciadas como tales en aquellos años oscuros por temor, por falta de conocimiento o por mantener las esperanzas del retorno de ese familiar. No son pocos los casos no denunciados por temor a las represalias por denunciar al propio estado secuestrador. ¿Acaso aún hoy hay razones para temer? No olvidamos a Jorge Julio López, desaparecido en tiempos de una democracia supuestamente consolidada, luego de declarar en el primer juicio con condena de genocidio”.
Agregan que “Sin entrar en una discusión que no es bien intencionada, cabe recordar que el único registro fehaciente de la cantidad de víctimas asesinadas, su identidad y destino final, lo poseen lxs asesinxs. Aquellxs que han negado información, justificando las atrocidades cometidas, pero que ocultan todo dato certero porque saben que su proceder fue abiertamente criminal”.
“Lxs mismos que con su proceder pugnan por instalar la impunidad y que con su poder aún vigente nos impiden acceder a la única justicia plena y reparadora a la que podemos aspirar: la Verdad. Valga el oxímoron, algunos datos refutan a los negacionistas: Ya en democracia, y condenado por el genocidio, Videla reconoció la intención de ocultar los crímenes afirmando que "no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina, cambiante, traicionera, no se hubiere bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta 5000, 10 000, 30 000. No había otra manera. Había que desaparecerlos", dicen citando a María Seoane en su libro “El dictador”.”
Indican que “Con todo, la cifra de 30.000 compañerxs desaparecidxs no es arbitraria, se basa en la cantidad de sitios clandestinos de detención y exterminio, que se distribuían en todo el país y superan los quinientos; las estimaciones sobre el número de prisionerxs que hubo en los grandes centros de detención y exterminios como la ESMA, Campo de Mayo, La Perla, el Batallón de Tucumán, el Circuito Camps, El Olimpo, El Atlético; ya que por sí solos superan con creces el número actual registrado en la CONADEP y la Secretaría de Derechos Humanos. A esto se suma la estimación en torno al número proporcional de Habeas Corpus presentados en el país y la suma del número de integrantes de las estructuras militares afectadas a la represión ilegal durante todo el periodo dictatorial, que superaron las 150 mil personas, activas y a la caza de sus víctimas. También existen los propios dichos de lxs militares, previos al golpe de Estado, sobre los relevamientos efectuados con anterioridad, que incluyen desde escuelas hasta fábricas y que concluyeron en que había más de 30.000 personas por eliminar. Por último, como dato no menor, existen los informes de la Embajada Norteamericana al Departamento de Estado, haciendo constar que en el año 1978 los jefes de la dictadura argentina informaron a la DINA chilena que las víctimas alcanzaban ya el número de 22.000. Es decir, aun restando cinco años más de dictadura en que continuarian la represión ilegal, los secuestros y los asesinatos; a solo dos años de iniciada la Dictadura, es Estado represor había asesinado a 22.000 personas”.
Por último expresan desde la Multisectorial por los Derechos Humanos que “es necesario reafirmar que la cuestión aquí NO es el número. No hay discusión posible al respecto. Así fueran 100, 1000 o 3000, lo sucedido fue Terrorismo de Estado, fue Genocidio. La represión fue clandestina e ilegal, no hubo un sistema judicial que llevara registro ni que garantizara en lo más mínimo el cumplimiento de los derechos y garantías de la ciudadanía. La represión fue tan clandestina como los centros clandestinos de represión y de tortura, y la cifra de 30.000 expresa que no sabemos exactamente cuántos fueron porque el Estado ilegal, que reprimió, clandestinamente, no abre los archivos, no da la información de dónde están lxs desaparecidxs, no da la información de dónde están lxs nietxs secuestradxs, que se estiman en más de 500 niños y niñas apropiadxs, de lxs que, gracias a la lucha incansable de nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, se han recuperado 129 nietos y nietas. A lxs que nos faltan, aunque también lxs nieguen, lxs seguimos buscando”.