La transmisión comenzó a las 10:30 en las sedes de la UNTDF. En Río Grande, la facultad se tiñó de verde, canto, baile, comida y mucha juventud. Esas son las cosas que nos emocionaron: la juventud que no piensa dar un paso al costado, se planta y nos plantamos frente a un sistema patriarcal.
Se habla de perdedores y vencedores. Nadie gana porque esto no es un partido de fútbol, son derechos humanos. Nadie gana cuando se están negando derechos básicos a las personas con capacidad de gestar. Se les está diciendo “tu cuerpo me pertenece y así debe ser”. Las cosas no son porque es así, las cosas son porque hay un status quo que tiene miedo a un pueblo alimentado de conocimiento. Le tiene miedo la rebeldía organizada. Le tiene miedo a las minorías y las mujeres sin miedo. Lo único perdido acá son las vidas de mujeres, varones trans y personas no binarias que se han inducido a abortar de forma clandestina, en lugares insalubres, con personas que no estaban capacitadas.
Las paredes se limpian, las vidas no vuelven. ¿Qué nos van a decir si nosotrxs somos quienes sabemos cómo se nos ríen en la cara en el Congreso? El pueblo jamás se olvida de quienes les dieron la espalda. Y jamás retrocederá por conseguir sus derechos que les fueron negados. Ninguna lucha es en vano si se hace por el bien común: estar a favor del aborto es estar a favor de la vida.
Yo seré anarquista pero no puedo negar que de las palabras que más me llegaron y piantaron las primeras lágrimas fueron: nacional, popular, democráticx y feminista.