Por: Trula Juárez

Tratando de no pensar tanto en lo que se viene, pensar en una libertad real es utópico.

Sentado en la escalera del pabellón de repente se escucha que suena el teléfono, avisando el fallecimiento de un ex compañero de pabellón, un muchacho que vivía su día a día en la dureza de su realidad. De vez en cuando robaba, otros días trabajaba, fue algo más que doloroso en el sentido de saber que se compartió un buen tiempo con el muchacho. Por lo menos de parte de los presos viejos, que llevamos mucho tiempo viendo entrar y salir gente, así como lo hacemos nosotros, hasta que logramos salir de la dependencia que el estado te brinda, al estar alojado en alguna institución gubernamental “cárcel.”

El trabajo de un estado vago, casi ausente en muchos rubros. Eso es lamentable, si se mira desde arriba a este sistema podemos ver con simpleza como te ponen de espalda contra la pared. Ejemplos: desde gobierno nacional, provincial y malos funcionarios.

Cuando de hablar de dependencia institucional se trata, con las únicas herramientas que te brindan para una inclusión social, me pregunto ¿de cuál inclusión social hablamos?, si a la mayoría de los pibitos en contexto de encierro los tienen sedados y adormecidos con pastillas en forma casi constante. Tres veces al día se dan los psicofármacos, en forma indiscriminada.

De esto hablo cuando me refiero a la dependencia institucional, que la gente que sale se lleva consigo.

Si no tomas la medicación te hacen informe disciplinario, pero si no salís al colegio no hay informe alguno. Eso depende del tipo de preso.

Los falsos impolutos y algunos medios de comunicación adictos al sistema, una vez más lo dejan en claro. Cuando salís en libertad se encargan siempre, así hagas algo bueno, de referirse a una persona que estuvo privada de libertad como un ex convicto, que al parecer jamás encajara en la sociedad hipócrita en la cual vivimos hoy.

Ese es el motivo principal por el cual te llevan a la muerte, negando una atención medica por portación de apellido, evitando de una o mil maneras que consigas un trabajo digno y por lo que pase, en la provincia, si no sos culpable debes demostrar lo contrario, pero preso.

Porque de eso se trata el manejo de este sistema totalmente perverso, con la balanza inclinada hacia un solo lado: “La no inclusión a la nueva vida que un individuo pretende para sí”.