“Este miércoles, a partir de las 13 horas, la Unión Obrera Metalúrgica Seccional Río Grande llevó a cabo lo que veníamos anunciando que iba a suceder, de no arribar a un potencial acuerdo paritario. Por eso estamos en un paro por tiempo indeterminado, las jornadas se están llevando a cabo con un 100% de acatamiento y absoluta normalidad”, indicó Marcos Linares, dirigente metalúrgico riograndense, refiriéndose a la medida que se encuentran transitando en las fábricas del sector.

También mencionó que se encuentran “con esperanza y también con ansiedad, de parte de los trabajadores, por la posibilidad de que AFARTE llegue a comprender, realmente, cuál es la situación y que a partir de ahí se puedan generar mesas de debate y discusión y que  se pueda resolver un acuerdo favorablemente”, remarcó el tesorero de la UOM Río Grande.

De todas formas advirtió que, al menos hasta el momento, no hubo ninguna convocatoria por parte de los empresarios para retomar el diálogo “pero sí ha habido algunas presentaciones escritas, planteando o anunciando determinadas cosas. Pero en concreto, convocatoria a mesas de discusión no hubo ninguna”, ratificó el dirigente metalúrgico.

Respecto de la necesidad de un aumento que cubra las expectativas, señaló Linares que “lo trabajadores, no solo los metalúrgicos sino los trabajadores en general, están sufriendo mes a mes el deterioro del poder adquisitivo de sus salarios. Ya no estamos hablando de perder o no capacidad de ahorro, sino de que la clase laburante está viendo como hace para llegar a fin de mes y estos es algo que no debiera suceder bajo ningún punto de vista”, advirtió el sindicalista.

En el mismo sentido repasó que “si vemos que los trabajadores somos los que generamos las ganancias y las riquezas del sector empresario, creemos y entendemos que el sector empresario debería hacer un esfuerzo y entender esto, para a partir de ahí comenzar a resolver este conflicto”, concluyó el dirigente de la UOM riograndense.

Vale mencionar que ayer, como contrapartida al pedido de Linares, trabajadores y trabajadoras comenzaron a recibir telegramas intimándolos a presentarse a trabajar bajo la amenaza de considerar que hicieron “abandono de trabajo”, siendo despedidos sin indemnización.