Sociedad | 12 jul 2024
HISTORIAS DESDE ADENTRO
La llegada de un nuevo integrante al pabellón
Nueva entrega “Desde adentro”, del “Trula” Juárez, en este caso para contar sobre la llegada de un nuevo integrante de la población carcelaria. Un “preso nuevo” que se da a la fuga a poco de entrar. Pero “el negro Nerón”, así como se fue volvió solito…
Por: “TRULA” JUÁREZ *
Llegó una mañana muy fría, acompañado por el encargado de reja del pabellón. La verdad no sabía ni qué hacía en este lugar, pero se notaba que para él era todo nuevo a su alrededor. Se lo notaba temeroso de la gente que veía del otro lado de las rejas.
Ese día estaba como de costumbre, con mis cumpas en la celda, y de repente se escucha desde el pasillo, “eh guardia, hacelo pasar a ese negro, que es nuevo”. “¿De dónde viene? ¿está por viola?”, grita otro a lo lejos y todos se largan a reír. “Muchachos no lo molesten ¿que no ven que esta con miedo dice el guardia y también se ríe?”.
Cuando salimos de la celda mis cumpas y yo nos acercamos a las rejas y le decimos al guardia: “Loco, déjalo entrar al negro, para que coma algo y se bañe, no lo vez todo lleno de barro y mojado”. “Paren muchachos que debo tener la autorización del jefe, aquí no me mando solo” nos dice el rejero. “Hacelo pasar” le decimos nosotros, “nos hacemos cargo de que coma y lo acomodamos por algún lugar así descansa un toque”.
El guardia accede a nuestro pedido, pero nos dice: “cuídenlo que a la noche se va a otro lado”. “De una” le respondemos en ese momento, ya le teníamos preparado una campera y un poco de comida. Pasó las rejas todo temeroso, nosotros no reímos, pero nos acercamos y de saludo le dimos un abrazo para que entre en confianza y como todavía es demasiado joven, le hacemos entender que no debe temer, que nadie le hará daño. Esa tarde Nerón se paseo por todo el pabellón, celda por celda, molestó a todos y eso nos causaba risa, nos hizo sentir como si fuéramos niños de nuevo, con su compañía.
Nos descuidamos dos minutos y un guardia lo saco a Nerón del pabellón y se lo llevó, quién sabe a dónde lo irán a dejar. Igual íbamos a sacar nota al jefe de la unidad para que venga el Nerón a vivir con nosotros. Todos los días lo pedíamos para que venga a vivir con nosotros, pero la respuesta de un guardia nos sorprendió. El muy calladito y miedoso se nos dio a la fuga anoche, un simple descuido del guardia y se fue. “Ahora lo estamos buscando”, se ríe y se marcha.
Nos reímos y nos retiramos de las rejas. Que atrevido ese loquito, se tomo el palo de una. “Se fue de gira”, decían los muchachos y reían.
Al tercer día de la fuga hacemos una merienda, café con leche con medialunas y todos no sentamos en el S.U.M del pabellón. Por unos instantes, todos nos callamos, un ruido se acercaba a la puerta del pabellón. ¿Ese no es Nerón? decimos todos, corremos hacia las rejas y ahí estaba él, con un ladrido fuerte y moviendo su cola, como diciendo “muchachos volví…”
Le dijimos al guardia “déjalo entrar”, estaba sin la campera, todo fisura, con su pelaje y patitas blancas mojadas y con barro. Al entrar, corrió hacia nosotros ladrando tan fuerte que se hacía entender, decía que nos había extrañado y así fue como el Nerón se hizo nuestro nuevo compañero y amigo de pabellón.