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lunes 25 de noviembre de 2024 - Edición Nº2182

Sociedad | 2 jul 2022

ASOCIACIÓN CHEN HAITKEN “MIRA BIEN MIS MANOS”

El silencio más ignorado

La Asociación Civil para la Inclusión Chen Haitken trabaja para dar a conocer la lengua de señas, el idioma mediante el cual se comunican las personas sordas e hipoacúsicas. A través de sus propuestas y proyectos buscan construir una sociedad más inclusiva.


Por: Darío Orosito*

Muchas veces pasamos por alto una actividad tan simple, pero vital para comunicarnos, como es escuchar. La facilidad de acceso a la sociedad, los servicios y los espacios que nos brinda la capacidad de oír, no es algo en lo que pensemos a diario. Sin embargo, para la comunidad de personas sordas e hipoacúsicas, esto se vuelve una odisea que generalmente termina en fracaso.

“Nosotros somos invisibles, no hay intérpretes, no hay quien nos explique” expresó Stella Ruiz, presidente de la Asociación Civil para la Inclusión “Chen Haitken”, a través de su voz que es la lengua de señas e interpretada por Laura Roda (vocal de la asociación).

 

Una sociedad excluyente

 

Existen leyes y ordenanzas que contemplan el cuidado y la inclusión de las personas con discapacidad, pero la realidad refleja algo totalmente distinto. Hay pocas instituciones públicas que cuentan con intérpretes de señas. Esto muchas veces impide o dificulta el acceso de personas sordas o hipoacúsicas, a servicios tan básicos como la salud o la justicia, no pueden realizar trámites sencillos en los bancos o entidades gubernamentales.

Silvina Calbun es interprete de lengua de señas y trabajó en la escuela de señas llevada adelante por la Asociación de Sordos, pero durante la pandemia dejó de funcionar. Desde su experiencia compartió: “la juventud sorda ha sido muy lastimada porque no tienen la misma oportunidad de poder estudiar como lo hacen los oyentes, de poder ir al banco o al hospital y que alguien los pueda traducir. Luchan constantemente por ser incluidos”.

La sociedad en general tampoco es consciente de su actitud frente a personas con discapacidad. “Cuando salimos con amigos a tomar un café, a pasear o a una fiesta y empezamos a hablar en lengua de señas, la gente se aleja. Nos sentimos discriminados” expresó Stella y recordó que cuando estudiaba: “éramos tres estudiantes sordos y cuando queríamos hablar con nuestros compañeros oyentes, ellos se alejaban”.

 

La iniciativa de un cambio

 

El nombre Chen Haitken en lengua Selk’nam significa mira bien mis manos y fue elegido como una muestra de gratitud y respeto hacia la asociación que le brindaba un espacio para poder reunirse a practicar. Chen Haitken logra la personería jurídica en el año 2019 y a pesar de la pandemia, han logrado seguir creciendo.

En el año 2009 un grupo de personas oyentes se reunía, en el espacio que le brindaba las Asociación Rafaela Ishton, a practicar canciones en lo que ellas consideraban lengua de señas. “En ese momento creíamos que era lengua de señas, pero no. Dos de las que participábamos en la asociación comenzamos a tener talleres de gramática de lengua de señas” compartió Laura y puntualizó “era totalmente distinta a lo que habíamos aprendido nosotros. No las señas, sino cómo se habla en lengua de señas. Tiene otra estructura, nada que ver con la cultura del oyente”.

 

Conocer promueve el respeto

 

En palabras de Stella, la asociación busca “enseñar la lengua de señas y la cultura sorda, para que se respete”. A su voz se sumó la de Laura: “más que nada a través de la enseñanza y otras actividades para promover que la lengua de señas es otro idioma distinto del que nosotros, los oyentes, manejamos”.

Entre las propuestas de Chen Haitken siempre prima una consigna: trabajar juntos. En las actividades siempre participan sordos y oyentes. Este es el rasgo que más resalta y hace que las personas quieran sumarse a las actividades y formar parte de la asociación.

“Enseñamos lengua de señas en cursos que damos los sábados y la gente nos pide más, pero no tenemos horarios disponibles” comentó Stella, quien además fue quien tuvo la idea de arrancar con los talleres luego de haberse instruido bien en gramática y lengua de señas.

 

Hacia una transformación positiva

 

Silvina resaltó la importancia de recurrir a las personas sordas para aprender la lengua de señas “el objetivo de hacer un curso de capacitación en lengua de señas es comunicarme con una persona sorda. Entonces todo lo que aprendo, todo lo gestual tengo que aprenderlo de una persona sorda porque ellos se basan mucho en los gestos y movimientos. No significa que una persona oyente no pueda enseñar”.

En consonancia con lo anterior, Laura comentó: “la gente va comenzado a incorporar el hábito de asesorarse primero con una persona sorda. En internet uno puede encontrar legua de señas por todos lados, pero muchas veces hay errores gramaticales de gente que ha aprendido mal”.

A pesar de que aún queda mucho por hacer en la sociedad, se comienza a notar el interés por incluir a una comunidad que había sido invisible durante mucho tiempo. Ejemplo de esto es el proyecto de capacitación gratuita para personal esencial como bomberos, enfermeros y policías. El mismo consiste en enseñar lengua de señas orientadas a la atención de casos de emergencia.

 

Superar barreras abre las puertas de la inclusión

 

El miedo frente a lo desconocido condiciona nuestra forma de afrontar los desafíos e indudablemente la inclusión de las personas sordas e hipoacúsicas representa una gran dificultad.

“Me gustaría que la comunidad de Río Grande le abra las puertas a los sordos. Nosotros que tenemos el campo visual más amplio, que podemos leer los gestos, nos damos cuenta que se sienten incomodos” expresó Stella.

Para Silvina, “el miedo es la primera barrera a superar para poder incluir y tratar por igual sin que importe cómo es la persona”.

 

* Estudiante de 3° año de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social del CENT 35. Nota realizada en el marco de la materia Prácticas Profesionalizantes II.

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