Sociedad | 4 dic 2021
DESAPARECIDOS EN DEMOCRACIA
Desaparecidos ¿por quién?
Dos casos que marcaron una historia dentro de la ciudad de Río Grande fueron los de Oscar Vouillez y Ezequiel Huirimilla; casos sin resolver que tuvieron un procedimiento judicial cuestionable y por los que hasta el día de hoy sus familias siguen pidiendo justicia.
Por: Florencia Ramirez
El diccionario define la palabra "desaparecer" como la acción de ocultar algo o dejar de existir; y si bien asociamos esta palabra con cosas materiales, lo cierto es que esto sucede también con personas de carne y hueso. Personas con familia trabajos y sueños que desaparecen con ellos.
Sin duda, la llegada de la democracia significó un nuevo comienzo para la Argentina, pero no podemos dejar pasar, y mucho menos invisibilizar, los casos de desaparición forzada post-democracia; sobre todo cuando se trata de casos en nuestra ciudad.
La tragedia del día del padre: Oscar Vouillez
Oscar Vouillez desapareció el 20 de junio del año 2004, día del padre. Oscar era un hombre de familia, esposo, padre, de profesión albañil, y todo eso fue arrebatado de un día para otro.
Ese día, Oscar salió a visitar a su hermano para festejar el día del padre, pero al no encontrarlo en su hogar decidió ir a casa de unos amigos, y se estima que en algún momento de la noche ocurrió la tragedia. “Al día siguiente, nos llama su esposa y nos dice que Oscar no volvió a dormir; fuimos a hacer la denuncia y la policía nos dijo que no la podían tomar, que nos fijáramos en el hospital, pero no estaba ahí. Recién pasadas las 48 horas nos tomaron la denuncia” contó su cuñada, Nancy Valdez.
Pasó una semana y llegó una llamada que cambió todo el rumbo de la búsqueda; una persona anónima aseguró ver como la policía subió por la fuerza a Vouillez al patrullero y junto a esta llamada llegaron más testimonios de vecinos asegurando exactamente lo mismo, por lo que la mirada de la familia apuntó a las fuerzas policiales, buscando una razón por la cual habrían hecho lo peor.
Un mes sin respuestas
La causa llegó al juzgado provincial a cargo de Héctor Ochoa, y por un mes se hicieron búsquedas intensas en diferentes puntos de la ciudad; a pesar de los diferentes testimonios y pruebas que apuntaban a la policía, la justicia nunca investigó al respecto y siguieron caratulando la causa como una desaparición sin involucración de terceros.
La causa volvió a dar un giro cuando, a un mes de la desaparición, Oscar Vouillez fue hallado sin vida en un predio cercando a la planta potabilizadora de residuos cloacales de la ciudad. Su cuerpo estaba realmente herido, pero lo que más levantó sospechas es que ya había sido buscado en ese mismo lugar reiteradas veces, lo que llevó a la familia a pensar que Oscar había sido asesinado.
En un principio, se caratuló la causa de muerte como hipotermia, pero un allegado a la familia, que trabajaba en la morgue, les aseguró que no fue así y que pidan una segunda autopsia; esta no reveló mucho más, solo que no había muerto por hipotermia, y que el corte que presentaba en el pecho había sido causado por un objeto filoso, ajeno a un animal.
Justicia sin acción
“No tenemos duda de que la policía estuvo implicada, no sabemos por qué, si Oscar vio algo que no debía, o estuvo en un lugar en el momento incorrecto”. La causa sigue abierta hasta el día de hoy, pero nunca se condenó a nadie. Testimonios que acusaban a policías con nombre y apellido, fueron silenciados e ignorados, y la Justicia no ha avanzado con la investigación en estos diecisiete años.
La familia de Oscar sigue con deseo de justicia para que el albañil pueda descansar en paz, y ellos puedan seguir adelante, pero a su vez, no creen que esto pase pronto. “En la justicia no creemos. Podría llegar a cerrarse el caso solo si alguien habla, de lo que pasó verdaderamente; si alguno de los que le hizo algo a Oscar se arrepiente y habla”.
Misterio en el río: Ezequiel Huirimilla
Ezequiel Huirimilla tenía 18 años al momento de su desaparición, el 14 de abril del año 2010. Proveniente de una familia numerosa, su hermano Fabian lo describe como “un pibe tranquilo, trabajador y muy alegre, que siempre iba de acá para allá con sus amigos y amigas”. Pero, algo pasó ese día, y la alegría que Ezequiel traía, desapareció junto con él.
El día de los hechos, Ezequiel había estado cerca del río Grande, por el área del barrio Perón, junto a su hermano Jonatan y unos amigos. Según dijo su hermano, en un momento a Huirimilla le llegó un mensaje y se fue corriendo sin decir nada; es fue la última vez que alguien lo vio con vida. “No sabemos qué le pasó, si alguien le hizo algo, por qué lo desaparecieron así”.
Desinterés contra desesperación
Desde el momento de desaparición, su familia salió a buscarlo, convocando marchas, yendo a la justicia y a las autoridades, pero no hubo una respuesta inmediata e interesada por parte de las fuerzas de seguridad ni de la justicia. Se realizó un rastro de un día en las cercanías del río, y logró encontrarse su celular; al parecer, su teléfono tenía mensajes amenazantes, pero la policía no hizo nada al respecto.
Mientras seguía la búsqueda, crecía la desesperación de la familia con respecto al accionar de la justicia y las hipótesis formuladas por las autoridades. La principal hipótesis estima que Ezequiel podría haber caído a uno de los pozones del río, debido al nivel de intoxicación que llevaba en ese momento, ya que había estado bebiendo alcohol.
Esta hipótesis fue descartada por la familia, ya que nunca fue probada, y ellos aseguraron haber sido víctimas de amenazas por parte de la policía en relación con su apellido. Uno de los hermanos de Ezequiel habría tenido conflictos con la policía en el pasado, y el mismo Ezequiel había estado detenido momentáneamente un día antes de su desaparición.
Historia sin desenlace
Tras once años de la desaparición del joven, la causa ha sido archivada y no hubo más avance por parte de la Justicia; su familia sigue buscándolo, con la esperanza de que pueda ser hallado con vida, y que aquellos que pudieron llegar a hacerle algo, cumplan una condena.
Su hermano Fabian contó con dolor como es el vivir con la incertidumbre de lo que pasó con Ezequiel “cuando alguien fallece, es doloroso, pero vos sabes dónde está, sabes que está descansando; con Ezequiel es diferente, él no está, pero tampoco sabemos dónde, si está vivo, qué fue lo que pasó, y vivir con eso es muy feo”.
Por otro lado, desde la Multisectorial de Derechos Humanos, se realiza un trabajo cercano con las familias de desaparecidos; se tiene un acompañamiento estrecho con los familiares para poder sumar y llevar más detalles a las causas de personas desaparecidas, para que sus derechos sigan siendo validados; y, en caso de que se sepan los responsables, los mismos cumplan con una condena.
*Nota realizada por estudiantes de 3° año de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social del CENT N° 35, en el marco de la materia Prácticas Profesionalizantes II.