Bronca, indignación y vergüenza -aunque suene a copiar y pegar- generaron las declaraciones de la Gobernadora Rosana Bertone y el ministro Ramiro Caballero, quienes desde un teléfono IPHONE –único equipo celular que se importa ciento por ciento sin pasar por las manos fueguinas–, pretendieron salir al cruce del jefe del gobierno nacional, a quien hace más de tres años vienen acompañando en sus decisiones macroeconómicas y en detrimento de la industria nacional y fueguina.
Así lo demuestra la cantidad de puestos de trabajo que se perdieron en el sector industrial, de forma directa e indirecta, los cuales se estiman en más de 10 mil. A pesar de esto, una sola y bochornosa reunión multisectorial en defensa de la industria fueguina, fue convocada durante todo el mandato de Bertone.
Luego, sin una agenda definida, Bertone se reunió a fines de noviembre del 2017 con el ministro de Industria de la Nación, Francisco Cabrera; el sector empresarial y el gremio, utilizando el mismo método extorsivo que venía llevando a cabo en otras regiones: todos debían ceder en algo o se modificarían los aranceles a la importación de los productos electrónicos que se fabrican en la Isla, cerrando cualquier posibilidad de poder competir contra la importación. Así finalmente se terminó entregando impuestos provinciales y congelando el salario a los metalúrgicos por dos años y por su derrame social, al resto de los sectores.
El comienzo de la gestión presidencial inauguró cerrando la fábrica de computadoras portátiles para el programa Conectar Igualdad; IFSA. Luego les llegó el turno a siete fabricas más. En la actualidad solo cuatro del total de las empresas electrónicas de la provincia están con la jornada completa y utilizando únicamente el 40 por ciento de la capacidad instalada. Aun se pueden encontrar los carteles que escribieron las familias obreras deseando que Bertone les atienda el teléfono o los visite como cuando estuvo de campaña.
Si bien esta crisis en el empleo industrial fueguino se debe a una fuerte caída del consumo producto de la pérdida del poder adquisitivo de los argentinos, también hay que resaltar el cambio de los procesos productivos para la fabricación de celulares y de acondicionadores de aire propuestos por el sector empresarial, auspiciado por el gobierno nacional y apoyado por Bertone; que consiste en permitir importar subconjuntos de piezas que se venían fabricando en nuestra provincia, afectando cientos de puestos de trabajo.
Como una serie de terror, si el macrismo camuflado de oposición gana las próximas elecciones, todos intuimos un final trágico para la industria fueguina. Lo que significará menos trabajo, menos arraigo, menos soberanía.