La larga sesión legislativa de este lunes terminó pasadas las 7 de la mañana. Fue, sin dudas maratónica. A lo largo de las más de 12 horas que duró, quedó en evidencia la voluntad política del oficialismo nacional de aprobar la regresiva contrarreforma previsional, más allá de la enorme oposición social y política.

Desde el inicio de la discusión, en el marco de la represión durísima que tuvo lugar durante toda la tarde de ayer lunes, desde los distintos bloques de la oposición se insistió en suspender la sesión, eliminar el tema de la agenda o hacer que la discusión de la reforma previsional volviera a comisión. El oficialismo, con el aval del Bloque Justicialista votó en cada una de esas ocasiones en contra.

Precisamente, la colaboración del peronismo agrupado en el Interbloque Argentina Federal fue fundamental para lograr este apoyo. El viernes, un día después de la sesión que fue levantada en el medio de un escándalo por la represión fuera del recinto, ese espacio dio aval al proyecto.

La moneda de cambio para terminar de cerrar ese apoyo y asegurar que no hubiera fisuras en las filas internas de Cambiemos, fue la decisión de otorgar un bono compensatorio. El mismo no alcanza al total de las personas afectadas por la modificación del cálculo de movilidad.

Además, como fue denunciado desde diversos sectores, se trata de una modesta compensación en relación a lo que se extrae de los fondos del Anses. Mientras que el recorte producto de la norma establece una baja que se calcula en cerca de $ 100.000 millones, el bono apenas implica una “devolución” de $ 4.000.

El aval de los gobernadores peronistas fue central. Ellos llevaron adelante una fuerte presión sobre los diputados de sus propias provincias. Este lunes, por la mañana varios de ellos se reunieron con Emilio Monzó (presidente de la Cámara de Diputados) para expresar el aval a la contrarreforma.

En este marco, la CGT llamó a un paro tardío y limitado, sin preparación que no permitió a los trabajadores utilizarlo para enfrentar este ataque y poder derrotarlo.

A lo largo de toda la jornada se evidenció el enorme rechazo a la reforma. A la importante movilización que tuvo lugar durante la tarde, se lo sumó luego de la represión un enorme cacerolazo que se originó en muchos barrios de la Ciudad de Buenos Aires, pero encontró eco en ciudades como Rosario, Córdoba o Mendoza. Cerca de las 2 de la madrugada, miles de personas estaban aún en las inmediaciones del Congreso Nacional.

Fuente: Izquierda Diario