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Sociedad | 14 may 2022

DE LUCHAS Y GRATIFICACIONES

El esfuerzo detrás de un sueño

La historia del club O’Higgins y sus miembros. El granito de arena que cada uno pone para seguir creciendo. Las dificultades que superaron y las que aún deben atravesar. La alegría de hacer algo por amor.


Por: Darío Orosito *

El Club Deportivo, Social y Cultural Bernardo O’Higgins surgió de la fuerza y el sudor de quienes quisieron ver su sueño hecho realidad; así fue desde sus inicios. Un anhelo nacido del compartir la pasión por el futbol y la necesidad de contagiar a otros con el mismo sentimiento intenso que abre camino a nuevos lazos de amistad.

Mientras los hombres, que compartían sus conocimientos en electricidad, carpintería o albañilería, levantaban bloque sobre bloque; sus compañeras de vida, trabajando codo a codo, también aportaban lo suyo y preparaban la comida. Así comenzaba a tomar forma el club.

 

Pioneros en tierra extrajera

 

Lucy Toledo, quien además de ser hija de uno de los fundadores es la actual presidente, recordó que el club inicialmente funcionó en la sede de la “Sociedad Chilena de Socorros Mutuos”, la cual se ubicaba en la intersección de las avenidas San Martín y Belgrano. Ahí se labró la primera acta que sentó las bases para la fundación del club un 20 de agosto de 1958.

Como todo sueño por cumplir, surge el primer obstáculo de muchos más que vendrían en el futuro; el edificio donde funcionaba la sociedad chilena debía ser demolido, pero lejos de perder las esperanzas, continuaron reuniéndose en la confitería “Libertad” que estaba en la esquina de Lasserre y Belgrano.

Ahora que el objetivo estaba fijado, este grupo de jóvenes chilenos se esforzaron y trabajaron duro para poder reunir el dinero que les permitió comprar el terreno donde se encuentra actualmente el club: Perito Moreno N° 828. La estructura simple de la sede le confiere una calidez y familiaridad única; algo que llama la atención es que se ha conservado prácticamente intacto, con excepción de unos mínimos cambios.

Pareciera ser que del concreto y el machimbre del salón surgiera un eco reverberante que trae al presente el esmero y la determinación de aquellos que trabajaron hasta el cansancio por la fundación de este club.

 

El esfuerzo, común denominador

 

El nombre Bernardo O’Higgins, sin duda alguna, es la huella más representativa que dejaron quienes, siendo extranjeros en una nueva tierra, se animaron a dar el primer paso hacia un sueño. Pero hoy aún queda una cosa más para que se concreten las ilusiones de sus fundadores.

En la actualidad, Lucy Toledo, Clarisa Ruiz y Miriam Loné ocupan los cargos de presidente, secretaria y tesorera, respectivamente, dentro del O’Higgins. Además de estar unidas por una amistad de muchísimos años y su amor por el club, realizan un gran esfuerzo para que este pueda seguir funcionando.

En un tono que desborda orgullo y algunas notas de resignación, Clarisa Ruiz pronuncia, a modo de verdad absoluta: “Mucho de lo que se hace es todo a pulmón” y Miriam Loné agrega “Nosotros subsistimos, hoy por hoy, con el poquito alquiler que cobramos por el salón”.

Por eso para superar la dificultad estas mujeres, junto con las personas que llevan adelante los equipos de las diferentes disciplinas deportivas, donan su tiempo y ponen mucho esmero en realizar actividades que permitan recaudar fondos.

Desde ventas de empanadas y kiosco en eventos, hasta rifas y bingos. Todos trabajan a la par, tanto la comisión directiva del club como los entrenadores y padres de los niños y jóvenes que participan de los equipos. Entonces el O’Higgins se vuelve ese espacio que trasciende la amistad y la camaradería, que brinda apoyo mutuo entre sus miembros; asemejándose más que cualquier otra cosa a una familia.

 

Desafío y compromiso

 

Una de las propuestas del club es el futbol. Verónica Sánchez Gilardi apostó a entrenar a las chicas, lo cual la llevó a enfrentar un gran desafío; siguen existiendo en la actualidad un sinfín de prejuicios acerca de por qué las mujeres no deberían jugar al fútbol.

La cuestión se intensifica cuando se trata de un equipo integrado por niñas. “Nos costó hacer que las familias aceptaran que sus hijas formaran parte del futsal. Hoy ya no se ve tanto, aunque sigue habiendo casos de nenas que les gusta el deporte, pero no lo pueden practicar por una cuestión machista en la que el fútbol no es para nenas” dijo la entrenadora.

Lejos de parecer desanimada o decepcionada, Verónica se calza la camiseta del club dispuesta a dar batalla y tiene muy en claro cuáles son sus armas más poderosas: “lo tenés que hacer por amor o no lo hacés. Hay días en que estás super mal, que el día fue larguísimo, te querés ir a acostar y no querés saber de la vida; ellas vienen así, tan llenas de energía y te recargan y seguís la semana porque sabes que tenés que venir a bancarles su deporte”.

José Ramón “el tío” Fuenzalida y su esposa Estella Martínez son la cara visible de un grupo de siete personas que están a cargo de futsal en las categorías inferior y primera. “Nosotros más que entrenadores nos consideramos formadores de chicos. No solamente les enseñamos a los pibes a jugar a la pelota sino también cómo comportarse dentro y fuera de la cancha” destacó José, quien agregó “cuando un chico, que no le gusta mucho el fútbol, quiere seguir viniendo porque la pasa bien nos llena de orgullo y alegría”.

Los valores y el compromiso son rasgos distintivos entre los miembros del club O’Higgins. Al respecto, el director técnico Fuenzalida puntualizó: “hacemos esto porque podemos y porque nos gusta. Esto implica un compromiso de nosotros con los padres y de los padres con nosotros; ellos no ven acá una persona diferente todos los días y nosotros les pedimos que lleven a los chicos a los partidos”.

 

Un sueño a medio construir

 

El predio cedido al club O’Higgins para la construcción del gimnasio está ubicado en la zona de la Margen Sur, frente a “La Oveja Negra”. Con mucho sacrificio se logró cercar, rellenar y nivelar el terreno; pero esto es una mínima parte de todo lo que queda por hacer.

“No tenemos mucho apoyo a nivel gobierno o municipio. Tuvimos, pero no como a otros clubes que trascendió que siempre están ayudando y colaborando” dijo Clarisa Ruiz. A pesar de que el entusiasmo y la ilusión están latentes, el club sigue esperando una ayuda. La colaboración desde el sector político, que en muchas ocasiones hizo promesas, especialmente durante las campañas electorales, al parecer se la llevó el viento.

“Propiedad privada. Se construirá el gimnasio Club O’Higgins”; así como el cartel apostado en el terreno, aunque oxidado y desgastado por las severas condiciones climáticas de la isla, sigue firme; así subsisten las esperanzas de los miembros del O’Higgins que no están dispuestos a bajar los brazos. “Poder hacer un gimnasio es un sueño que queremos cumplirle a los viejos que fundaron esto” compartió Lucy en un tono cargado de anhelo y añoranza.

* Estudiante de 3° año de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social del CENT 35. Nota realizada en el marco de la materia Prácticas Profesionalizantes II.

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