El tiempo - Tutiempo.net
viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº1941

Opinión | 18 ago 2021

ADIOS AL "GUATA"

La partida de los ilustres, la construcción de los ídolos

El merecido reconocimiento para la figura de Alejandro “Guata” Navarro, en un texto del periodista Juan Ignacio Catrimil. La identidad, el arraigo, las pasiones y la relación entre un ídolo y su gente, en una recorrida que reseña al deportista riograndense.


Por: Juan Ignacio Catrimil

Al mediodía de hoy, martes 17 de agosto de 2021, partió el cortejo fúnebre de Alejandro «Guata» Navarro desde el Centro Deportivo Municipal hacia el pequeño mausoleo que la familia posee en el cementerio local, donde descansaban ya los restos de su hermana y donde recibió el último adiós de una enorme multitud riograndense.

Lo vivido en estos tres días, lo repentino del suceso  y el golpe aturdidor que dan  las circunstancias que no tienen lógica, nos dejaron a todos atónitos ante un desenlace tan trágico como épico e ineludible.

El Campeón Mundial de Futsal, el Capitán, el Compañero, el Chico del Casco Viejo, aquel al que todos le augurábamos una larga vida amparados en su vitalidad, su buen ánimo y buena predisposición, se desplomó en una cancha, víctima de la más corriente de las contingencias vitales, en un marco indefectible: Jugando al fútbol, el día del niño, en el año del Centenario.

No podía ser de otra manera, «Guata» era fútbol, «Guata» era esa gloria que se procuró entrenando por la playa con botines de seguridad, era ese zapatazo que clavó en el ángulo del arco ushuaiense, era ese mundial, era ese coraje que le dio conocer el mundo desde muy pibe y que lo llevó a animarse a asumir su papel de referente de la sociedad riograndense, era ese tipo a quién recurrir para al menos hacer el intento en cualquier causa noble.

Lo que pasó hoy sin embargo fue más allá, hoy se estrenó un modo de ser de los riograndenes, un estadio por el que pasan los todos los lugares destinados a semillar grandes personalidades e imponer su presencia en toda historiografía mínimamente rigurosa; una cosa que veníamos engendrando en nosotros con el Centenario, con la partida de otros que nos marcaron, una suerte de revancha interior por esa falta de identidad de la que tanto nos han hablado algunos desde el comodísimo lugar de los que todavía se sienten foráneos.

Hoy estrenamos el amor incondicional, ese que nos permite ver a seres humanos en los errores y a dioses en los aciertos, que nos deja amar a puño apretado sin importar qué, sin cuestionar cual seres perfectos los andares de zapatos que nunca calzamos.

En los rostros, en los que no cargaban con el dolor de una madre, los que no penaron la pérdida de un padre, un hermano, un entrañable amigo, había una expresión diferente. La expresión de aquellos que, pese a no conocerlo más que de haberlo cruzado alguna vez, sintieron la necesidad de estar allí y la autorización para hacerlo; y es justamente eso lo que inauguramos como riograndenses, el abrazo a algo que es nuestro indiscutiblemente, que por fin es un amor correspondido, que nos amó como lo estamos amando, que no llegó por designación o por defecto, que no vino buscar nada, que siempre fue de acá, que nació  ahí en Obligado y Espora.

Entonces es cuando la lágrima es ineludible, cuando el orgullo es además nostalgia, cuando el dolor es además triunfo y cuando lo cotidiano es épico.

«Guata» no se fue sin antes decirnos que esta es su ciudad, que salió campeón para nosotros, que Río Grande es realmente grande, que desde acá se puede… Y nosotros, todos, lo supimos hoy, en el mismísimo instante que su madre, parada frente a la multitud, dijo: Este es mi hijo Alejandro, mientras empuñaba el retrato de quien a partir de hoy será una leyenda.

 

Alejandro «Guata» Navarro, Río Grande 20 de abril de 1966-Río Grande 15 de agosto de 2021.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias