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jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº1940

Sociedad | 27 ene 2021

RECLAMO DE JUSTICIA

Conmovedora carta del esposo de la mujer que falleció luego de una operación

El esposo de Lucia Baptista, la mujer que incomprensiblemente falleció después de una simple intervención quirúrgica de ligadura de trompas, escribió una carta relatando como se desarrollaron los hechos. Pide “que los responsables sean condenados con la máxima pena posible, que sea justa y que nunca más puedan firmar ni siquiera una receta”. Asegura además que “No hay medicina que alivie tanto dolor, solo me queda la esperanza de encontrar paz y seguir adelante, por mis hijas”.


La carta a la que accedió “Desde las Bases” está dirigida “a la opinión pública fueguina” y se encuentra fechada este martes 26. En ella Carlos Herrera -trabajador metalúrgico- dice que espera “que me puedan escuchar y tratar de comprender, en este doloroso momento que me está tocando vivir junto a mis jóvenes hijas”.

Luego relata que “El día sábado 23 de enero del corriente año mí señora Lucia Baptista tenía programada una cirugía para realizarse una operación “simple”, una ligadura de trompas en manos del ginecólogo Edgar Miranda Flores. Por tal razón nos presentamos en la reconocida clínica CEMEP a las 7 de la mañana, caminando con mi señora, totalmente sana, sin ninguna enfermedad ni patología”.

Menciona que “Al llegar nos tomaron los datos. A las 10:30 horas, con toda la documentación de los análisis previos a toda cirugía, nos comunican que Lucía debía ingresar directamente al quirófano, que no teníamos una habitación asignada y la hicieron cambiar en un vestidor, donde me despedí con un beso, confiando que sería una operación simple y rápida, tal cual nos dijo el Dr. Miranda”.  

Herrera cuenta que “Luego de un rato, el citado ginecólogo me preguntó si mi señora “había tenido algún tipo de infección” y me dijo que cuando estaba operándola se encontró con algo “pegado” y al intentar retirarlo “tocó una venita o arteria producto de lo cual se generó un sangrado”; pero que me quedara tranquilo, que mi señora se quedaría un rato en terapia intensiva solo por precaución y que a la tardecita la pasaban a sala común”.

Más adelante dice que “Estaba retirándome tranquilo de la clínica, pero con preocupación y con el deseo de querer estar con ella; cuando de pronto suena el llamado “familiar de Baptista”. Me acerco y una persona me acompaña hasta la puerta del sector de terapia intensiva. Allí me recibe una doctora de apellido Escobar y me dice que el cuadro con que entró mi señora, no era nada alentador; a lo cual le respondí que no era lo que me dijo el Dr. Miranda”.

El esposo de la mujer fallecida luego de la intervención señala en el texto que “Al salir al pasillo logré, por intermedio de una persona, charlar nuevamente con el Dr. Miranda, quien me volvió a reiterar que me quede tranquilo, esta vez agregando que “ellos pertenecen a terapia, yo estuve en el quirófano”. Estaba confundido, había sido una jornada dura, por lo que decidí refugiarme con los tres tesoros que son nuestros motores, porque somos una familia muy pero muy unida, los cinco éramos todo”.

“Llegué a casa y me llamaron del CEMEP para que me acerque al sector de terapia intensiva nuevamente. Al llegar al mismo pasillo me recibió la Dra. Escobar acompañada de otro especialista -de quien no recuerdo el nombre- y me dicen que el estado de mi señora es muy crítico; le volví a responder que el Dr. Miranda me había dicho otra cosa. En ese momento sentí que Miranda estaba jugando con la vida de mi esposa”, afirma el esposo de Lucia Baptista.

Indicando más adelante que “Después se presentó el Dr. Duarte -jefe de terapia intensiva- y me dijo que lo siguiera. Subimos por una escalera que se encuentra al lado de la puerta donde ingresan las visitas, hasta el segundo o tercer piso; diciéndome que buscaría a Miranda para dar el parte médico los dos juntos”.

En otro tramo relata que “Al llegar el Dr. Miranda le dije “vos me estás diciendo y me dijiste que no era nada grave lo de mi señora”, prácticamente para no preocuparme. Todo eso escuchó el Dr. Duarte también. Le dije a Miranda que ahora confío en los de terapia y en Dios y que cuando salga bien mi señora esto no iba a quedar así, que pediría informes, a lo que Duarte me respondió que “no hay ningún problema, que él describe el cuadro con el cual entra mi señora en terapia y que lo que pasó en quirófano es totalmente responsabilidad de Miranda””.

“En esa charla Duarte fue muy sincero y buen médico, al igual que su equipo de terapia, excelentes personas, fueron muy claros todos. Duarte me dijo que debía “estar preparado para todo”; me dijo “prepará a tus hijas, mamá, suegros, no absorbas esto solo, vení con alguien””, comenta.

Herrera confiesa: “Me partió el alma todo lo que me dijo, mientras pensaba que esto no me podía estar pasando, entró por una ligadura y estamos hablando de otra cosa. A partir de entonces, decidí empezar a entrar a escuchar las novedades con mi amigo Rodrigo Vidal, quien estuvo y estará conmigo hasta el final”, destaca.

Manifiesta que “Los informes de la gente de terapia y Duarte fueron cada vez más críticos. Empezó a empeorar todo. Ya no funcionaban algunos órganos de mi señora”.

“Yo siempre aferrado a Dios y a mis hijas. No dejaba de pensar en la hermosa familia que habíamos construido y que nos esté tocando vivir todo esto”, expresa acongojado.

Carlos Herrera señala que “Después hubo cambio de médicos el domingo, poniéndose a disposición el Dr. Rodrigo Sanabria quien nos comenta claramente que todo estaba empeorando, lo que me provocó un profundo desconsuelo y me destrozó por dentro”.

“Más o menos a las 21:00 horas aparece Miranda quien comenzó a hablar y le pedí que se retire. Él siguió hablando, nuevamente le dije que no lo quería escuchar, que se vaya; esto fue en el pasillo de visitas mientras mi amigo se quedó hablando con Sanabria. Le dije al Dr. Sanabria que me retiraba porque me sentía mal, porque me desmayaba”, indica en la carta.

Recuerda luego que “Como a las 00:00 horas vuelve Sanabria y me dice que era cuestión de horas, que mi señora se moría, que entrara a despedirme. Entramos con mi amigo, fue un momento tremendo e inexplicable, salimos nuevamente y fue solo cuestión de minutos para que toda esta tragedia se produzca”.

“A las12:30 horas sale el Dr. Sanabria con la novedad confirmada, que mi querida esposa murió. Desgracia que viví en tan solo un par de horas”, remarca el marido de Baptista.   

Finalmente menciona que “El día de hoy (por ayer martes 26) radiqué la denuncia ante la fiscalía de nuestra ciudad. Quiero que los responsables sean condenados con la máxima pena posible, que sea justa y que nunca más puedan firmar ni siquiera una receta. No hay medicina que alivie tanto dolor, solo me queda la esperanza de encontrar paz y seguir adelante, por mis hijas”.

Vale mencionar que Carlos Herrera estaría definiendo que abogado lo representará, para avanzar en la causa donde se determinen las responsabilidades en esta injustificada muerte.   

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