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Opinión | 8 oct 2020

ASOCIACIÓN OBRERA TEXTIL

Una crisis que no se podrá cerrar sin los afiliados

Las primeras medidas adoptadas por la Asociación Obrera Textil, tanto a nivel nacional como local, no parecen orientadas a cerrar la crisis abierta en el gremio. Los dirigentes de la AOTRA salieron a respaldar al resto de la Comisión Directiva luego de la renuncia de Sager, en contra de lo solicitado por la base y los delegados. Por su parte el impuesto secretario General, Oscar López, responsabiliza a quienes se manifestaron por el cierre de la sede sindical. Los dirigentes deberán comprender que un gremio sin trabajadoras y trabajadores, no es más que un cascarón vacío.


Por: José Piñeiro

Tanta fue la presión ejercida por delegados y trabajadores de base textiles, que luego de más de 20 años al frente de la AOT local Rogelio Sager terminó renunciando. Sin embargo, su dimisión se dio en solitario y el resto de la conducción del gremio fue ratificada por las autoridades del Consejo Directivo de la Asociación Obrera Textil de la República Argentina, en contra del petitorio que presentaron los trabajadores de las diferentes plantas fabriles de Río Grande, quienes reclamaban una renovación total de la conducción.

Esta semana, entre las primeras medidas tomadas por el impuesto secretario General, Oscar López, se conoció la emisión de un comunicado con su firma donde asegura que “por los hechos ocurridos el viernes 2 de octubre de 2020, donde un grupo de personas tomó por la fuerza las instalaciones donde funcionan tanto el sindicato como la obra social”, los afiliados deberán atenderse directamente en un centro médico privado de la ciudad sin llevar la orden correspondiente, ya que las llaves del edificio no fueron restituidas por el juez interviniente. En ese escrito López no reconoce a quienes se presentaron en el gremio como afiliados, ni siquiera como trabajadores textiles, para él solo fue “un grupo de personas” de pertenencia aparentemente desconocida.

Lo cierto es que la inmensa mayoría de la base textil se encolumna tras el reclamo de los delegados, quienes piden renovar la conducción de la AOT fueguina sin tener que esperar hasta el año 2022. La crisis comenzó con los conflictos que transitaron primero los trabajadores de Textil Río Grande, durante el cual incluso un operario falleció producto del ACV sufrido luego de una movilización, y el posterior en la empresa Australtex. En ambos aseguran que la conducción estuvo ausente, abandonando a los afiliados a su suerte.

Walter Hernandez, delegado de los trabajadores de Textil Río Grande, recordó esta semana que el reclamo se inició por “la renuncia del secretario General y de toda la Comisión”. Dijo que cuando el viernes 2 se reunieron “ellos se comprometieron a firmar la renuncia todos”, sin embargo luego solamente Sager y mediante un mensaje distribuido en grupos de WhatsApp, anunciaba el retiro del cargo. El delegado cuestionó que solamente Sager haya renunciado, como el inusual medio para comunicarlo en la mencionada aplicación. Además volvió a insistir en el reclamo de los textiles, señalando que buscan “una renovación total” y que nuevos referentes ocupen los lugares de conducción del sindicato.

Deberá entonces la conducción nacional de la AOT evaluar otra alternativa, si de verdad pretenden tener un gremio que represente a los trabajadores. Lo sucedido no nació por generación espontánea, fue la conclusión de trabajadoras y trabajadores que debieron ponerse al frente de sus propios conflictos ante la ausencia de la organización que supuestamente les pertenece y para la cual aportan -en algunos casos- desde hace varias décadas. Los afiliados y las afiliadas son quienes sostienen la organización, pero también son quienes le dan el contenido. Algo que deben comprender quienes pretendan ocupar un rol de conducción, o perecerán en el intento.

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